Quizá no os haya descubierto nada nuevo… ¡veamos si sabéis ahora lo que es una tendinosis! Todo lo que termina en -osis quiere decir hipoxia del tejido, o, lo que es lo mismo, falta de aporte de oxígeno al mismo; y el cuadro es completamente diferente al anterior, por lo que la manera de abordarlo y solucionarlo, también. La hipoxia, fibrosis, o pérdida de plasticidad y desorganización del tejido, produce un dolor difuso y no bien localizado, que mejora con el movimiento (lógico, ya que al moverlo, llega más aporte de oxígeno a la zona)… es el típico dolor que empeora por la noche ya que, por un lado, no existe movimiento al dormir, y, por el otro, se produce una bajada de la tensión arterial, lo que aumentará el déficit de O2, siendo los primeros movimientos del día los más dolorosos, ya que se producen a partir de una tejido muy rígido. Además, la aparición de dolor no podemos relacionarla con ningún evento en concreto y, por supuesto, el exceso de movimiento también lo empeora, ya que se llega mucho antes a un metabolismo anaeróbico… hay déficit de O2 a nivel sistémico y se supera fácilmente la cargabilidad del tejido, más aún en esta zona.

Aquí, un ejemplo claro de tejido hipóxico es la fasciosis plantar (en muchas ocasiones, mal llamada, fascitis) cuando, los momentos de más dolor en el día, son los primeros pasos matutinos recién levantados de la cama… o la persona que amanece con más dolor o sensación de rigidez en la espalda el fin de semana después de haber pasado en la cama más horas de las habituales, o tras unos días de moverse menos.

Y, el tejido, ¿cómo llega a esta situación? Nos podríamos extender mucho porque las causas pueden ser diversas y hay que estudiar cada caso en profundidad, pero, a modo resumen, podríamos enumerar los siguientes mecanismos de acción más frecuentes: mala hidratación, déficit de vitaminas y minerales, estrés y desregulación del sistema nervioso, metabolismo excesivamente glucolítico, actividad inmunitariaconstante, reflejo vascular de alguna víscera u órgano en disfunción a través del sistema nervioso, sedentarismo, etc. Siendo el movimiento y el trabajo activo en dosis adecuadas imprescindible para la curación.

Por último, ¿os gusta el álgebra? A ver si entendéis la siguiente ecuación: –osis + -itis = -osis x2 (y disminución de la tolerancia a la carga del tejido todavía más). No todo es blanco o negro, un tejido no está o sano al 100% o es hipóxico/fibroso, y una persona puede vivir con cierta hipoxia de base en el tejido, de origen metabólico y sin ser consciente de ello, lo cual, disminuye la capacidad de carga del mismo y predispone a originar un cuadro inflamatorio con mucha más facilidad ante un mínimo estímulo que no debería causar problemas, agravándose la hipoxia o fibrosis. Aquí, como ejemplo, tendríamos todas esas tendinitis que sí que cursan con inflamación y su aparición se relaciona con un evento en concreto, pero se alargan mucho en el tiempo e incluso se cronifican al estar sustentadas sobre una base de tejido muy fibroso, de mala calidad, e incapaz de resolver la inflamación… en estas situaciones, atender al contexto metabólico de la persona se torna imprescindible para que el tejido tenga la capacidad de reorganizarse. Aquí, no sería tan relevante saber lo que ha sucedido y el mecanismo de lesión, sino conocer cómo se encontraba ese tejido de base y con anterioridad para no ser capaz de resolver la situación actual: ¿qué frenos existen en el metabolismo que impiden la regeneración del tejido y resolución de la inflamación actual?

¿Adivinas qué tipo de dolores y cuadros veo más frecuentemente en consulta? Aquí abajo te dejo un cuadro resumen con 4 tips para una mejor gestión de ciertos dolores.