Inducción Miofascial

Las Inducción Miofascial es un concepto terapéutico que tiene como objetivo facilitar el movimiento y recuperar la integridad tensional (tensegridad) de la fascia, es decir, recuperar una tensión equilibrada y bien distribuida a nivel global entre las diferentes estructuras corporales.

Son técnicas manuales muy suaves y agradables en las que se ejerce una ligera presión sostenida (compresión y tracción), liberando, facilitando, y armonizando el movimiento que ha quedado restringido por las adherencias y la pérdida de plasticidad en el tejido. Debido a la característica global e ininterrumpida del sistema fascial, es frecuente tener que explorar y evaluar zonas alejadas de la región dolorosa ya que, atendiendo a lo ya explicado, la tensión ha podido viajar a distancia a través del tejido y otros subsistemas. En definitiva, en Inducción Miofascial podemos contemplar un abordaje mediante técnicas estructurales y globales enfocadas a lo musculoesquelético, o más integrales mediante Terapia Cráneo-Sacral y/o Terapia Visceral.

"Nuestro impulso manual es un simple facilitador de un proceso fisiológico en el organismo"

El resultado de dicha facilitación sobre el tejido, es una respuesta neurofisiológica por parte del organismo que implica diferentes reacciones bioquímicas a nivel celular, y la reorganización del tejido y de su matriz compuesta de colágeno, todo ello controlado por el sistema nervioso central.

Así pues, nuestro impulso manual es un simple facilitador de un proceso fisiológico en el organismo, obteniendo como resultado la ganancia de plasticidad fascial, a la vez que el sistema recibe un estímulo de reeducación a todos los niveles: biomecánico, metabólico, a nivel de sistema nervioso… optimizando también la transferencia de información propioceptiva a través del cuerpo humano. Por todas estas razones, y cómo resultado de las respuestas neurofisiológicas ya citadas, durante la aplicación de las diferentes técnicas pueden aparecer movimientos involuntarios, reacciones vasculares, respuestas emocionales…

Es fácil comprender de lo que hablamos si nos ubicamos dentro del marco conceptual de lo musculoesquelético, donde aplicaremos diferentes técnicas adaptadas a cada disfunción y paciente en concreto tras una rigurosa exploración y valoración. Sin embargo, entendemos al organismo como un todo, un único sistema formado por diferentes subsistemas relacionados entre sí a través de un tejido, la fascia, y, por lo tanto, un trastorno en uno de ellos puede afectar a distancia al funcionamiento de los otros.

Mediante la Terapia Cráneo-Sacral podemos actuar sobre los desajustes tensionales que puedan existir en las diferentes membranas craneales y que recubren todo el sistema nervioso, bien debido a un traumatismo o desequilibrio postural, o bien por una excitación excesiva del sistema nervioso central, al cual, al mismo tiempo, daremos un estímulo de calma que ayudará a la resolución de la disfunción.

Y dependiendo de las necesidades, otra posible puerta de entrada al sistema del paciente es la Terapia Visceral, la cual, actúa sobre el tejido conectivo que se relaciona con los diferentes órganos y que debe de realizar adecuadamente su función de sostén e hidratación de los planos de deslizamiento entre los mismos. De esta forma, podremos recuperar la movilidad visceral y favorecer las diversas vías de comunicación existentes, incluyendo el aporte vascular y la movilización y drenaje de fluidos (también linfático).

 

“El mejor regalo que puedo recibir de alguien es que me vea, que me escuche, que me entienda, y que me toque. Cuando se ha hecho esto, siento que se ha establecido contacto.”